De repente todo cambió, y por primera vez en años nos sentimos parte de este mundo.

Desde hace una década, mi país, Siria, está atravesando circunstancias políticas y de seguridad muy complicadas. Le pueden llamar guerra, esto le suena familiar a muchos, pero hay que decir que esta guerra no es principalmente entre los sirios, como la promueven, sino entre diferentes países y bloques que luchan y usan políticamente a algunos grupos locales.

Por eso casi el mundo entero nos ha cerrado sus fronteras, cerró sus servicios, aeropuertos, embajadas, y nos inundó con sanciones. Estas grandes potencias mundiales han engañado a todos e hicieron creer a todo el mundo que estas sanciones apuntan al gobierno y sus instituciones. Es ciertamente un mito terrible porque cada sirio hoy en día sufre por más por estas sanciones que por la misma guerra.

Por ejemplo, una de las sanciones y bloqueos es el acceso a la tecnología e internet: para sobrellevar este problema los ciudadanos sirios acceden a internet desde ubicaciones falsas en sus aparatos digitales, para poder bajar aplicaciones e instalar las plataformas sociales que usan para comunicarse con los familiares que emigraron por todo el mundo como refugiados.

Otro ejemplo es que a los sirios se les hace imposible salir del país en forma legal, y si alguno se anima a iniciar un trámite para viajar tiene que presentar las solicitudes del visado en las embajadas y esperar tiempos interminables.

También tiene que pagar aranceles que superan lo equivalente al sueldo de un mes o más, y los requisitos que se le piden para obtener la visa son imposibles de cumplimentar. Muchas veces por lo difícil del trámite, el solicitante termina perdiendo todo lo que pagó sin obtener la autorización de viajar.

Muchos intentaron llegar a Europa por el mar: lamentablemente algunos no pudieron llegar y se ahogaron en el intento. No hay lugar a dudas que Europa recibió cientos de refugiados que vendieron todo lo que tenían para pagar precios inimaginables por un viaje mortal en el mar.

Europa recibió cientos de refugiados legales también; lo que no tiene explicación es porque paga millones y millones en ayudas humanitarias por un lado, y por el otro apoya a los bloqueos económicos al pueblo sirio.

Cuando apareció el Covid-19 muchos dijeron que este virus estaba muy lejos y demoraría en llegar; otros dijeron que este es un castigo a los pueblos orientales, y otros opinaron que se trata de una crisis pasajera y se resolvería antes de que nos llegue, pero las cosas empeoraron.

Es la primera vez que nos sentimos parte de este mundo, el que nos cerró todas las puertas, este mundo el que durante mucho tiempo lo veíamos diferente a nosotros, ahora está pasando por una crisis terrible como la que nosotros estamos pasando desde hace diez años. ¿Por qué entonces, este virus mata a la gente inocente y no mata a los gobernantes que nos sometieron a una prisión obligatoria?

Es verdad que no tenemos sistemas de emergencia avanzados, y no tenemos recursos para enfrentar esta pandemia, porque estamos atravesando una guerra terrible. Por eso este virus para nosotros es un nuevo capítulo en el drama que está viviendo el pueblo sirio.

No es el comienzo de una crisis: la diferencia es que nosotros estamos viviendo en crisis desde hace una década, y el mundo lo está viviendo desde hace un mes.

Seamos realistas, no podemos adivinar qué va a pasar, no hay nada claro, y todos estamos preocupados. Cerramos todos los establecimientos gubernamentales y no gubernamentales, equipamos todos los hospitales y centros de aislamiento, arreglamos todo lo que tenemos de equipos a pesar de no podemos importar los insumos para poder hacerlo.

Y tenemos que ver a los políticos europeos declarando que en Siria no hay bloqueos al sistema de salud; ¿Acaso se puede comprar e importar? ¡Si todas las cuentas de los empresarios y del gobierno en el exterior están congeladas! ¿Cómo podemos explicar al mundo estos detalles? ¿Cómo podemos explicar al mundo que ya estamos cansados?

Estamos vivos a pesar de todo, nos solidarizamos con todo el mundo, pero estamos tristes por nosotros mismos y por todos nuestros muertos y nuestros refugiados. El Covid-19 nos hizo sentir el sufrimiento global encima de una década de sufrimiento local, y de la misma manera que deseamos el fin de esta guerra que estamos atravesando, deseamos también la salvación al mundo entero de esta pandemia.

Nosotros estamos siempre atentos a las novedades, pese a los cortes de luz que duran horas y horas por la falta de insumos que devienen de las sanciones a las importaciones; seguimos las noticias con internet muy lento porque nos controlan la velocidad. Nos alegra que ustedes puedan a través de Internet seguir las clases de las escuelas, puedan administrar sus negocios y sus cuentas bancarias, y pedir ayuda.

Nosotros intentamos hacer todo eso pero sin lograrlo, estamos muy lejos ¿Saben por qué? Porque mientras nosotros estábamos ocupados en la guerra, y escapando de la muerte de un país al otro, ustedes estaban experimentando tecnología y en mejorar sus niveles de vida.

Amamos este mundo y queremos vivir en él como ustedes. Queremos una salvación mutua que nos salve de la guerra y nos salve a todos de esta pandemia. Queremos una salvación mutua, que nos devuelva a este mundo y que vuelva este mundo a nosotros.

Waseem Al Sakhleh – April 2020